El templo sin la presencia de Dios no sería sino como cualquier edificación hecha de ladrillos o de cualquier material.
Cuando acudamos al templo debemos
ir convencidos de que Jehová está en ese lugar, no porque sea tan pequeño que
alcance en él.
No hay ningún hombre en la tierra
que grite tan fuerte que pueda obligar a Jesucristo hacer milagros, si
Jesucristo hace milagros es por amor y por misericordia. Isaías 48: 9 “Por amor de mi nombre
diferiré mi ira, y para alabanza mía la reprimiré para no destruirte.”
Importancia del Templo.
1. La atención de Dios sesta sobre
la casa que la consagramos como templo. 2 crónicas 6: 20 “Que tus ojos estén
abiertos sobre esta casa de día y de noche, sobre el lugar del cual dijiste, Mi
nombre estará allí; que oigas la oración con que tu siervo ora en este lugar” por eso
la recomendación del apóstol pablo es que nunca dejemos de congregarnos,
recuerda que los seres humanos somos seres de costumbre nos acostumbramos a lo
bueno o nos acostumbramos a lo malo. Hebreos 10: 25 “no dejando de
congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto
más, cuanto veis que aquel día se acerca”
2. Dios escucha nuestras oraciones
en el cielo. 2 crónicas 6: 21 “Asimismo que oigas el ruego de tu siervo, y de tu pueblo
Israel, cuando en este lugar hicieren oración, que tú oirás desde los cielos,
desde el lugar de tu morada: que oigas y perdones.” Dios
valora que nosotros nos incomodemos para buscarlo, los seres humanos tendemos
al facilismo, queremos grandes cosas, pero sin esfuerzo.
3. Dios hace justicia y perdona
nuestros Pecados. V 22-23 “Si alguno pecare contra su prójimo, y se le exigiere
juramento, y viniere a jurar ante tu altar en esta casa, tú oirás desde
los cielos, y actuarás, y juzgarás a tus siervos, dando la paga al impío,
haciéndole recaer su proceder sobre su cabeza, y justificando al justo al darle
conforme a su justicia.” a Dios le aplacido perdonarnos cuando acudimos al
templo, los verdaderos cristianos no cuestionamos y ni razonamos sobre las
ordenanzas de Dios, simplemente las obedecemos a si no las entendamos.
4. Dios Restaura nuestra vida si
hacemos el esfuerzo de ir al templo a confesar nuestro pecado. V 24-25 “Si tu pueblo Israel
fuere derrotado delante de los enemigos, por haber prevaricado contra ti, y se
convirtiere, y confesare tu nombre, y rogare delante de ti en esta
casa, tú oirás desde los cielos, y perdonarás el pecado de tu pueblo
Israel, y les harás volver a la tierra que diste a ellos y a sus padres.” Dios no
solo quiere perdonar nuestros pecados para irnos al cielo o tener vida eterna, Jesucristo
nos perdona para que podamos rectificar nuestro actuar, volvamos a empezar y
podamos tener vidas de excelencia aquí en la tierra.
De nada sirve que los cristianos
anhelemos un día vivir en el cielo si aquí en la tierra vivimos en un infierno
porque no podemos soportarnos los unos a los otros.
Dios está en todo lugar, pero él
quiere que al menos nos desacomodemos para buscar nuestro perdón. Jesucristo se
desacomodo de tal manera que dio su vida por ti y por mí. Jesucristo nos
demostró con su vida cuanto nos ama, ¿tú y yo que estamos dispuestos hacer para
demostrarle nuestro amor?
5. Dios sana nuestras heridas tanto
físicas como las heridas del alma. V 28-30 “Si hubiere hambre en la tierra, o si hubiere
pestilencia, si hubiere tizoncillo o añublo, langosta o pulgón; o si los
sitiaren sus enemigos en la tierra donde moren; cualquiera plaga o enfermedad
que sea; Toda oración y todo ruego que hiciere cualquier hombre, o todo tu
pueblo Israel, cualquiera que conociere su llaga y su dolor en su corazón, si
extendiere sus manos hacia esta casa, Tú oirás desde los cielos, desde el
lugar de tu morada, y perdonarás, y darás a cada uno conforme a sus caminos,
habiendo conocido su corazón; porque solo tú conoces el corazón de los hijos de
los hombres;” las heridas de nuestra alma son más difíciles de cicatrizar
y sanar solo Jesucristo lo puede hacer. Una persona con el alma herida no puede
perdonar ni tampoco pedir perdón.
6. Todos nuestros proyectos
presentados delante de Jehová en el templo son amparados por Dios. V 34-35 “Si tu pueblo saliere a
la guerra contra sus enemigos por el camino que tú les enviares, y oraren a ti
hacia esta ciudad que tú elegiste, hacia la casa que he edificado a tu
nombre, Tú oirás desde los cielos su oración y su ruego, y ampararás su
causa.” no solo lleves quejas al templo también lleva tus planes y
proyectos para que Jesucristo los haga realidad.
7. Los ojos y los oídos de Dios
están atentos cuando Oramos en el templo. V 40 “Ahora pues, oh Dios mío, te ruego
estén abiertos tus ojos, y atentos tus oídos a la oración en este lugar.” Dios
escucha a quien toma la decisión de desacomodarse por amor a él.